Chile fue uno de los países de la OCDE que más aumentó su carga tributaria el año pasado

La discusión de la reforma tributaria en Chile, rechazada en la Cámara de Diputados en marzo de este año, tuvo como uno de los focos la reducción de la brecha de recaudación de impuestos con los países desarrollados, agrupados al alero de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Esto llevó al Ministerio de Hacienda a contrastar cifras con el sector privado, defendiendo en su momento una distancia cercana a ocho puntos del Producto Interno Bruto (PIB) si se consideran los aportes a la seguridad social, mientras que economistas y gremios plantearon que la brecha es menor, oscilando entre cinco y dos puntos del Producto.

Ahora, la reformulación del proyecto hacia un pacto fiscal, con una meta de recaudación fijada en 2,7% del PIB para un período de seis años, ha bajado la temperatura de esa discusión, a la que la OCDE ha entregado más antecedentes en lo más reciente.

En su informe "Revenue Statistics 2023", el organismo multilateral actualizó con datos a 2022 el nivel de carga tributaria de los países integrantes del bloque, dando cuenta de que Chile destacó como uno de los que más aumentó el peso de sus tributos en el tamaño de la economía.

Así, nuestro país registró una carga tributaria equivalente a 23,9% del PIB, un incremento de 1,7 puntos porcentuales respecto al 2021. De esta forma, es la tercera nación que más aumentó este ratio el año pasado en el grupo, siendo superado por Corea del Sur (2,2% del PIB) y Noruega (1,9 puntos de Producto). Grecia también registró un alza de la misma magnitud que Chile el año pasado.

Asimismo, el ratio alcanzado por Chile es el más alto desde al menos 1990, según la serie de tiempo incluida en el reporte.

Panorama global

Durante el año pasado, la carga tributaria de los países de la OCDE se redujo en dos décimas respecto al 2021, para alcanzar una media de 34% del PIB, siendo apenas la tercera baja en el período que se inicia con la crisis financiera global de 2008 y 2009.

Así, en 21 de los 36 cayó el peso de la recaudación tributaria como proporción del PIB, aumentando en 14 y manteniéndose en solo uno. Dinamarca lideró con la mayor contracción, de 5,5 puntos porcentuales del PIB, situándose en un 41,9% del PIB.

Dicho esto, fue superado por Francia como el país OCDE con mayor carga fiscal, situándose en 46,1% del PIB.

Así, los dos extremos son el país europeo y México, que fue la nación con la menor presión tributaria con 16,9% del Producto. De esta manera, Chile se ubica como el quinto con el menor ratio, avanzando una posición versus el ejercicio previo y superando al citado país norteamericano, a Colombia (19,7% del PIB), Irlanda (20,9% del PIB), y Turquía (20,8% del Producto).

Según el organismo, la baja en términos globales se explica por las rebajas en los impuestos al consumo de energía aplicadas en varias naciones el año pasado, debido a la crisis energética derivada de la guerra entre Rusia y Ucrania.

Dado lo anterior, el peso de los tributos al consumo se redujo en 34 de 36 países el año pasado, siendo Europa donde el impacto fue más pronunciado por la menor demanda energética y rebajas tributarias por el aumento en el precio de la energía por el conflicto bélico en Europa Oriental.

Los ingresos fiscales provenientes del IVA, en tanto, bajaron en 19 de los 36 países analizados, por las mismas causas que los cambios en los gravámenes al consumo.

Las bajas en consumo e IVA fueron compensadas con una mayor recolección y peso de los impuestos a las utilidades corporativas, que se incrementaron en tres cuartos de los países del bloque. Por ejemplo, el peso de estos tributos aumentó en 8,8 puntos del PIB en Noruega el año pasado debido a ganancias extraordinarias en el sector de la energía.

¿Y Chile? El país recauda un 10,5% del PIB en impuestos a la renta personal y las utilidades corporativas, un incremento relevante desde el 8,5% del 2021; un 1% del Producto en seguridad social, dos décimas por debajo del año anterior; y un 11,5% proveniente de la tributación a bienes y servicios, tres décimas más bajo que el ejercicio previo.